por Sergio Gutiérrez
Despierta mi día con la mirada perdida
ausente de risas, carente de sueños
moldeando figuras en el aire que bordean tus manos
colmando de anciedad el sabor amargo de mi boca
saliste temprano en la mañana,
dejando un gélido amanecer en mis pies
ensordeciendo la casa de silencio
opacando la luz con la falta de tu voz
converso tendido con mi alma somnolienta
y auguro tempestades de turbulenta soledad
invoco tu tacto desde mis entrañas
y recorro la habitación en busca de tu rastro
¿A dónde fueron las caricias a mi espalda?
corrieron a otro cuerpo, con otro nombre, con otra piel
¿Quién convertirá en brillo las lágrimas en mis ojos?
será ahora la esperanza de encontrarte otra vez
proclamo al olvido como amigo
despilfarrando mis besos a donde voy
pregonando destinos inciertos
valorando los perros, las casas, las calles
maquillo gestos de serenidad
sobre mi ojeras desveladas de tanto esperar
insinúo un paso firme, lento, letargo
con el ama coja de tanto caminar
muere el día y nace la noche
y así, la agonía de tu olor hace su efecto
escondido bajo la almohada,
proveniente de tu sostén olvidado
vivo, día a día; camino paso, a paso
te extraño beso a beso; boca a boca
duermo con cuanta compañera lo permita
pero tu nombre alimenta mi llanto
¿¡Hasta cuando!? ¿¡Hasta cuando!?