Hilda Henríquez de Flores
Mi visión era un manto
de luces amarillas,
apacibles, confundidas
entre el recuerdo esmeralda del perico.
Quién tenía de los ángeles la esencia
contemplando el color de la distancia
se dejaba llevar sobre su gasa
como soñando sobre el aureo tiempo.
Mi visión era un manto
de luces amarillas,
apacibles, confundidas
entre el recuerdo esmeralda del perico.
Quién tenía de los ángeles la esencia
contemplando el color de la distancia
se dejaba llevar sobre su gasa
como soñando sobre el aureo tiempo.
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