sábado, 13 de junio de 2009

Arte de ser tu

Carlos Molina

Haz de todo,
Un arte y una ciencia,
De forma sencilla pero compleja
Y detallada pero práctica
Vive en el presente
Pero recuerda tu experiencia

Piensa con la cabeza
No con tu orgullo,
Y lo que guardes, ofrezcas y críes en tu corazón
Hazlo y mantenlo digno y tuyo

Ten en mente,
Que una acción bien pensada
Vale más que la acción del pensamiento en sí

Una vez elegido tu camino
Haz como el cangrejo
Que camina hacia donde debe
De forma recta y progresiva sin
Importar que no lo hagas como los demás

Y al hablar
Haz como las campanas
Date a sonar para que los que se encuentren cerca tuyo
No te oigan, sino te escuchen
Más con el peso del momento indicado

Y cuando termines de leer esta opinión
No lo hagas como el diario, palabras útiles hoy
Obsoletas mañana
Mas bien como una historia, que la tomas, que la cuentas
Que la vives y que inevitablemente
Se vuelve tu historia,
Que seas tu historia,
Y que la historia relate sobre tu persona
La que sacrificó su vida
Por el arte y la ciencia
Para ser ciencia y arte
Que desde el principio de tu historia
Siempre estuvo en la ciencia de tu persona.

La promesa descalza

Rafael Magarín Arana

Missabeth caminaba descalza por la plaza del mercado. Todos los mercaderes y compradores la observaban al ver a aquella joven caminar con su bolso y su ropa elegante. No lograban comprender como tan hermosa mujer caminaba descalza por la calle. El señor Dorton, el dueño de la zapatería, se compadeció al ver a aquella hermosa jovencita, así que le salió al encuentro y la invitó a que entrase a la zapatería para regalarle los zapatos que a ella le gustasen. Missabeth entró a la zapatería. Su mirada era misteriosa y su sonrisa era encantadora. El señor Dorton comenzó a enseñarle todos los modelos que tenía, pero ningún zapato entró en su pie. Los pies de missabeth estaban muy quemados. El señor Dorton preguntó cuánto tiempo tenia de caminar descalza. Missabeth no respondió la pregunta.
El señor Dorton preguntó nuevamente , Missabeth lo miró fijamente a los ojos y él comenzó a sentir que su corazón latía mucho más rápido. Al instante cayó en el piso doblado, respirando suspiros de muerte; mientras tanto el teléfono de la estancia sonaba sin parar . Missabeth no le apartó la mirada, se acercó al señor Dorton, se inclinó a su oído diciendo : “por ti caminare descalza toda la vida”. El señor Dorton no sabía que Missabeth tenía seiscientos años de caminar descalza por ese mercado, como un presente de su padre el hechicero.

viernes, 12 de junio de 2009